El sitio de internet Wikileaks reveló ayer un cuarto de millón de notas diplomáticas estadounidenses que ventilan las interioridades de la diplomacia norteamericana, como ocurrió cuando Riad pidió a Washington que atacara a Irán, y golpea de lleno a la Administración de Barack Obama . Poco antes, denunció a través de Twitter un ataque masivo contra su servidor.
La Casa Blanca condenó inmediatamente «en los términos más fuertes» la publicación «irresponsable y peligrosa» de esos documentos, afirmando que la iniciativa podría hacer correr riesgos mortales a muchas personas.
«Tales revelaciones hacen correr riesgos a nuestros diplomáticos, a los miembros de los servicios de inteligencia y a personas del mundo entero que piden a EE.?UU. que las ayude a promover la democracia y un Gobierno transparente», afirmó el portavoz de Obama, Robert Gibbs. También condenó esa fuga informativa el Pentágono, que denunció que esos documentos han sido «ilegalmente obtenidos».
«Tales revelaciones hacen correr riesgos a nuestros diplomáticos, a los miembros de los servicios de inteligencia y a personas del mundo entero que piden a EE.?UU. que las ayude a promover la democracia y un Gobierno transparente», afirmó el portavoz de Obama, Robert Gibbs. También condenó esa fuga informativa el Pentágono, que denunció que esos documentos han sido «ilegalmente obtenidos».
Wikileaks dio acceso a los cables al diario The New York Times , al español El País , el británico The Guardian , el francés Le Monde y a la revista alemana Der Spiegel . Algunos de esos documentos son muy recientes, «de febrero». Los 250.000 documentos ponen en evidencia las prácticas tenidas por secretas de la diplomacia estadounidense, y colocan a Washington en una situación muy comprometida.
El responsable de Wikileaks, Julian Assange, dijo ayer durante una videoconferencia en Jordania que los documentos «emanan de embajadas estadounidenses en el mundo entero, y nosotros ya pudimos constatar que la semana pasada Estados Unidos reaccionó intentando amortiguar los efectos». Las autoridades estadounidenses habían advertido a más de una decena de países, entre ellos aliados como Australia, Gran Bretaña, Canadá, Israel y Turquía, de la publicación de los cables. Rechazaron el sábado toda negociación con Wikileaks, afirmando que obtuvo esas informaciones violando la ley estadounidense. A pesar de «las acusaciones que recibimos [...] ni un solo individuo fue puesto en peligro después de cualquier cosa que hayamos publicado», agregó Assange.
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