Su Informe de Competitividad Global 2010-2011 reveló el retraso del país en cuanto a instituciones públicas
Como si fueran dos caras de la misma moneda, el Perú tiene el mejor clima de negocios de Sudamérica y es uno de los 20 países con mayor estabilidad financiera del mundo, pero en el aspecto institucional que necesitan las empresas para enmarcar su desarrollo, se ubica en los últimos lugares.
Por ejemplo, el ránking Doing Business 2010 del Banco Mundial reconoció que, en apenas un año, el Perú subió 10 posiciones y se ubicó en el puesto 36, a solo once puntos de la ambiciosa meta que se había trazado el Gobierno hace un año y que parecía muy difícil de cumplir.
Sin embargo, el Foro Económico Mundial, que reconoció el jueves la extraordinaria estabilidad financiera del Perú, no piensa lo mismo en el aspecto institucional. Su Informe de Competitividad Global 2010-2011, dado a conocer hace una semana, reveló el retraso del país en lo que se refiere a sus instituciones públicas.
Advirtió que “la burocracia excesiva, la sobrerregulación, la corrupción y deshonestidad en los contratos públicos, la falta de transparencia y honradez y la dependencia política del sistema judicial imponen un significativo costo económico para los negocios y reduce la velocidad del proceso de desarrollo económico”.
Y eso no es todo. Según el Índice de Corrupción 2010 de Transparencia Internacional, el Perú se ubica en el puesto 78 con 3,5 puntos, que nos pone cerca de Venezuela y lejos de Chile, que nos dobla en puntaje.
DESAFÍO MUY GRANDE
El economista Waldo Mendoza escribió en su columna del 21 de octubre en El Comercio que, gracias a su desempeño económico, el Perú podría formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los países más desarrollados del planeta, pero que la conducta de los principales representantes de sus instituciones “nos hacen parecer más bien a una república bananera”.
En ese mismo sentido, la presidenta de Ciudadanos al Día (CAD), Beatriz Boza, aseguró que los indicadores mundiales reportan que el Perú está bien en términos económicos y en desarrollo de negocios, pero mal en institucionalidad política y democrática, como, por ejemplo, en términos de cumplimento de la ley, efectividad del Estado, confianza en el Poder Judicial y en las instituciones democráticas.
Para el director ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, César Peñaranda, es fundamental para la institucionalidad del país que empiecen a respetarse los derechos de propiedad y el imperio de la ley, pues no debe haber privilegios ni discriminación.
Asimismo, aseguró que debía respetarse la autonomía del Poder Judicial y lograr que sus fallos puedan ser predecibles. También resaltó que se debía seguir trabajando en mejorar la seguridad ciudadana y en establecer más mecanismos para erradicar la corrupción, tanto en el sector público como privado.
Como si fueran dos caras de la misma moneda, el Perú tiene el mejor clima de negocios de Sudamérica y es uno de los 20 países con mayor estabilidad financiera del mundo, pero en el aspecto institucional que necesitan las empresas para enmarcar su desarrollo, se ubica en los últimos lugares.
Por ejemplo, el ránking Doing Business 2010 del Banco Mundial reconoció que, en apenas un año, el Perú subió 10 posiciones y se ubicó en el puesto 36, a solo once puntos de la ambiciosa meta que se había trazado el Gobierno hace un año y que parecía muy difícil de cumplir.
Sin embargo, el Foro Económico Mundial, que reconoció el jueves la extraordinaria estabilidad financiera del Perú, no piensa lo mismo en el aspecto institucional. Su Informe de Competitividad Global 2010-2011, dado a conocer hace una semana, reveló el retraso del país en lo que se refiere a sus instituciones públicas.
Advirtió que “la burocracia excesiva, la sobrerregulación, la corrupción y deshonestidad en los contratos públicos, la falta de transparencia y honradez y la dependencia política del sistema judicial imponen un significativo costo económico para los negocios y reduce la velocidad del proceso de desarrollo económico”.
Y eso no es todo. Según el Índice de Corrupción 2010 de Transparencia Internacional, el Perú se ubica en el puesto 78 con 3,5 puntos, que nos pone cerca de Venezuela y lejos de Chile, que nos dobla en puntaje.
DESAFÍO MUY GRANDE
El economista Waldo Mendoza escribió en su columna del 21 de octubre en El Comercio que, gracias a su desempeño económico, el Perú podría formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a los países más desarrollados del planeta, pero que la conducta de los principales representantes de sus instituciones “nos hacen parecer más bien a una república bananera”.
En ese mismo sentido, la presidenta de Ciudadanos al Día (CAD), Beatriz Boza, aseguró que los indicadores mundiales reportan que el Perú está bien en términos económicos y en desarrollo de negocios, pero mal en institucionalidad política y democrática, como, por ejemplo, en términos de cumplimento de la ley, efectividad del Estado, confianza en el Poder Judicial y en las instituciones democráticas.
Para el director ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima, César Peñaranda, es fundamental para la institucionalidad del país que empiecen a respetarse los derechos de propiedad y el imperio de la ley, pues no debe haber privilegios ni discriminación.
Asimismo, aseguró que debía respetarse la autonomía del Poder Judicial y lograr que sus fallos puedan ser predecibles. También resaltó que se debía seguir trabajando en mejorar la seguridad ciudadana y en establecer más mecanismos para erradicar la corrupción, tanto en el sector público como privado.
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